¿La Tizona es auténtica?

La Junta de Castilla y León ha adquirido recientemente la Tizona, mítica espada que empuño el Cid. Esta espada se encontraba expuesta en depósito en el Museo del Ejército desde 1944 y su propietario, José Ramón Suárez de Otero, marqués de Falces, la ofertó recientemente al Estado en un principio con un valor de 6 millones de euros. Éste la rechazó y tras rebajar su valor a 1´6 millones la Junta de Castilla y León la compró en conjunto con grandes empresarios de Burgos, para así entrar a formar parte de la exposición que en septiembre de este año se organiza en la catedral de Burgos con motivo del octavo centenario del Poema de Mío Cid.

El problema surgido deriva por que a pesar de que la espada estaba registrada por el BOE como bien de interés cultural desde 2003, el Ministerio de Cultura rechazo su compra tras mandar cuatro informes técnicos en los que se disponía no formalizar la compra por considerar su precio elevado.

Sin embargo si se reconoció su valor histórico como representativa de la época. Según se decía en el informe "no existíann datos fiables para identificar esta espada como la auténtica del Cid", considerandose que la espada es del siglo XV - XVI, y con añadiduras del XIX que no coinciden con la primera inscripción de la auténtica Tizona. Por tanto el precio en que estimaban el valor de la espada era de 200.000 o 300.000 euros.

El director del Museo de Burgos Juan Carlos Elorza, ha mostrado su sorpresa por las informaciones del Ministerio de Cultura declarando que «esta espada no tiene código de barras» que certifique su autenticidad, y se refirió al informe de 31 de marzo de 1998 titulado «estudio y restauración de la espada Tizona» realizado por la Universidad Complutense de Madrid, que certificó que la hoja de acero se forjó en la primera mitad del siglo XI.

Poco queda por decir y la polémica esta servida. Ahora bien lo que si que es seguro, que en la próxima celebración del centenario del Poema de Mío Cid la Tizona será uno de los grandes protagonistas, y con respecto a su autenticidad tan solo el propio Rodrigo, que en paz descanse, podría sacarnos de dudas.

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