Los molinos de Don Quijote vuelven a girar

Una de las imágenes más universales y reconocidas que nos ofrecen las tierras castellanas son la estampa de los molinos manchegos. Y es que fue gracias al genio de Cervantes, el cual, inmortalizó estas construcciones, que antaño se erigieron por doquier en los planos de la Mancha, en un breve pero divertido suceso de la obra del Quijote.

Pues bien, recientemente han sido restaurados tres de los diez molinos harineros que podemos encontrar en Campo de Criptana (Ciudad Real) y que según los expertos bien pudieron ser los que Cervantes describe en su insigne obra. Los molinos llamados "Sardinero", "Burleta" e "Infanto", -del siglo XVI— conservan gran parte de la maquinaria original y han sido objeto de la restauración en una importante iniciativa conjunta llevada a cabo por la Fundación Caja Madrid y el Ayuntamiento de Campo de Criptana invirtiendo ambos la importante suma de 480.000 y 360.000 euros respectivamente.

Los molinos de viento son el principal reclamo de una localidad que recibe la nada inestimable cifra de más de 200.000 turistas al año y que tras esta restauración espera sin lugar a dudas mejorar la oferta para así, seguir con la exitosa campaña que ha convertido a la comarca manchega en uno de los reclamos turísticos de interior más importantes del Estado español.

En esto descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como Don Quijote los vió, dijo a su escudero: la ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o poco más desaforados gigantes con quien pienso hacer batalla, y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer: que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra. ¿Qué gigantes? dijo Sancho Panza.
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