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Con arma de escribano escribo sobre las tierras que jalonan las Castillas con montañas y secanos

jueves, 22 de junio de 2006

Madrid, una ciudad más de Castilla

Juan Antonio García Pérez. Tc-Pnc Madrid

LA IDENTIDAD CASTELLANA DE MADRID La historia reciente de Madrid ha estado vinculada desde el 25 de febrero de 1983 al hecho de que nuestra tierra se constituyó en Comunidad Autónoma, separada administrativamente de las provincias castellanas circundantes.Es fundamental tener presente que la Comunidad de Madrid nació por iniciativa exclusivamente gubernamental (artículo 144.a. de la Constitución) y no por petición del pueblo madrileño. Esta polémica decisión vino precedida de un considerable debate en el que destacó el rechazo de los partidos estatales de las comunidades de Castilla-León y de Castilla-La Mancha a integrar a Madrid.De esta forma, en la actualidad, Madrid es Comunidad Autónoma porque así lo quisieron los políticos representantes del poder central. El mencionado artículo 144.a. dice lo siguiente,"Las Cortes Generales, mediante ley orgánica, podrán por motivos de interés nacional:a)Autorizar la constitución de una Comunidad Autónoma cuando su ámbito territorial no supere el de una provincia y no reúna las condiciones del apartado 1 del artículo 143"A su vez, en el apartado 1 del artículo 143 se afirma lo siguiente:"En el ejercicio del derecho a la autonomía, reconocido en el artículo 2 de la Constitución, las provincias limítrofes con características históricas, culturales y económicas comunes, los territorios insulares y las provincias con entidad regional histórica, podrán acceder a su autogobierno y constituirse en C.C.A.A ...."Se puede asegurar, sin temor de equivocarse, que la provincia de Madrid nunca ha tenido entidad regional histórica (cosa que sí tenían las provincias de Asturias y Murcia). ¿Por qué entonces crear una unidad política artificial? La única "peculiaridad" de Madrid reside en el hecho de albergar a la capital del Estado y en lo que esto conlleva (personalidad eminentemente urbana, tierra abierta a la emigración, excesiva concentración demográfica...). ¿Merecían estas circunstancias la invención de toda una comunidad autónoma? A mi juicio no hay razones históricas, culturales ni económicas para la segregación de Madrid de su entorno castellano.A) RAZONES HISTÓRICAS. Madrid no ha sido jamás un ente histórico independiente de Castilla, desde que Alfonso VI conquistara estas tierras hace 900 años como preludio de la incorporación a la corona de todo el valle del Tajo.A menudo se presenta interesadamente la realidad histórica de Madrid en relación directa con los inmigrantes que acoge, sin tener en cuenta que éstos necesitan para su correcta integración una sociedad culturalmente cohesionada pues de lo contrario se ven abocados al desarraigo. Además dichos inmigrantes, en cuanto que proceden en su inmensa mayoría de otras provincias castellanas o de países castellanohablantes no justifican las ansias de los políticos estatales de encontrar una identidad "nueva" para Madrid.B) RAZONES CULTURALES. Madrid no tiene una cultura que no sea la castellana, y las expresiones de ésta son análogas a las que se dan en otras provincias castellanas. Otra cosa son los esfuerzos de ciertos políticos para esconder la realidad cultural castellana de Madrid primando manifestaciones de folclore foráneo, presentándolas como propias.Por otra parte, el poder demográfico de Madrid nunca puede ser razón para su desgajamiento de Castilla puesto que en las mismas circunstancias se encontrarían ciudades como Barcelona, Bilbao, San Sebastián, Valencia...ciudades que continúan lógicamente conservando su identidad.Los partidos estatales nunca han querido ver la verdadera identidad de Madrid, para éstos Madrid es España y sólo España, de ahí las machaconas expresiones que hablan de Madrid como el "resumen", "crisol" o "rompeolas" de los pueblos de España.C) RAZONES ECONOMICAS. En cualquier clasificación de regiones económicas peninsulares Madrid aparece vinculada a los territorios castellanos circundantes, en especial a los de la Meseta Sur. Es una paradoja que siendo Madrid el gran consumidor de productos castellanos y el polo de comunicaciones de Castilla se haya desgajado de ésta.Aunque quiera evitarse, la zona centro castellana está organizada en torno a Madrid y la segregación de éste interrumpe el valle del Tajo y el Sistema Central, la red urbana aparece mal jerarquizada, etc.La interacción de Madrid con su entorno castellano no es fácilmente evitable aunque se levanten fronteras artificiales. Así, Guadalajara se ve favorecida por ser la prolongación natural del corredor del Henares, la ciudad de Toledo por la proximidad de la capital, cientos de segovianos estudian en universidades madrileñas...La tópica afirmación de que Madrid polarizaría los recursos de una Castilla unida, debido a su carácter eminentemente urbano e industrial ha sido siempre esgrimida para justificar lo injustificable, que Castilla pierda la región más industrializada que posee y que podría dar a ésta mayor relevancia en el contexto español y europeo.En los últimos años Madrid ha desarrollado aún más su carácter urbano, llegando hoy sus tentáculos hasta las provincias castellanas vecinas: Guadalajara es hoy una ciudad dormitorio de Madrid; Ciudad Real lo será pronto gracias al tren de alta velocidad; cientos de pueblos de Toledo, Segovia y Avila ofrecen a los madrileños residencia de fin de semana.El carácter urbano-industrial de Madrid, hecho extraordinario dentro de Castilla, es análogo al de otros núcleos fuertemente industrializados dentro de entornos menos desarrollados (frecuentes en la geografía española). Es decir, que no constituye un hecho incompatible con la integración con el resto de Castilla.Precisamente por carecer de justificaciones históricas, culturales o económicas la Comunidad de Madrid ha adquirido un fuerte caracter burocrático-administrativo. Mientras que en otros territorios el Estado de las autonomías ha supuesto la reafirmación de identidades históricas largo tiempo maniatadas, en Madrid no se ha ido más allá de una mera descentralización.De hecho los políticos de los partidos estatales tuvieron que hacer carísimas campañas de márketing para consolidar los símbolos de la comunidad autónoma, bandera e himno, nunca sentidos por el pueblo madrileño. Así, la "histórica" bandera de las siete estrellas nos trae a la memoria el mundo del circo o una conocida marca de cerveza. Por otra parte el himno autonómico (que no conoce absolutamente ningún madrileño) tiene algunas estrofas impagables, por lo surrealista:" Yo estaba en el medio/ giraban las otras en corro/ y yo era el centro./ Ya el corro se rompe/ ya se hacen Estado los pueblos/ y aquí de vacío girando/ sola me quedo./ Cada cual quiere ser una:/ no voy a ser menos./.....Yo soy el Ente Autónomo último/ el puro y sincero./ ¡Viva mi dueño,/que, sólo por ser algo,/ soy madrileño!No hay nada más sangrante que ver el poco respeto que tienen los partidos estatales por Madrid. En las elecciones generales los madrileños podemos contemplar como se nos imponen candidatos al gobierno de la Nación que no saben nada de Madrid. Además los puestos de presidente autónomico y de alcalde de Madrid son plataforma de despegue para metas políticas "más elevadas".Las acusaciones de centralismo que ha menudo han recaído sobre Madrid y que han servido de coartada a los partidos estatales para aislar a Madrid del resto de Castilla no tienen fundamento alguno: Madrid no manda, desde Madrid se manda. Una clara diferenciación entre el aparato burocrático-administrativo que supone la capital del Estado y el Ayuntamiento de la Villa castellana de Madrid contribuiría a eliminar temores de centralismo.También es obligado destacar la falta de interés de la prensa radicada en Madrid por acercarse más a lo madrileño, como si una regionalización de ésta supusiera el dejar de ser prensa "nacional". Esta actitud coincide con las posturas de los partidos estatales que al identificar a Madrid con España pretenden que éste ejerza de contrapeso de los nacionalismos periféricos.En un futuro las contradicciones del actual Estado de las autonomías es de suponer que se agudizarán con el tiempo si como todo parece indicar, España se dirige hacia un Estado Federal y al mismo tiempo las regiones van adquiriendo mayor peso en la Unión Europea.En una organización de tipo federal, entre iguales, ¿tendrían sentido 17 entidades políticas como hay ahora? Madrid, como pieza clave de la unidad histórica castellana (Castilla-León, Castilla-La Mancha,Madrid, Rioja y Cantabria) evidentemente no podría seguir estando aislado pues ello debilitaría su capacidad de afrontar dignamente el futuro. Del mismo modo, en una Europa de los Pueblos, ¿cómo podría un Madrid al margen de Castilla competir en igualdad de condiciones con Escocia, Gales, Baviera...? Los impresentables acontecimientos ocurridos en la Asamblea de Madrid tras las elecciones autonómicas fallidas del 2.003 están desvelando sin ningún género de duda que nuestra comunidad autónoma es un cúmulo de despropósitos y una estructura política cimentada sobre terreno pantanoso. El bochornoso espectáculo ofrecido por los partidos estatales, materializado en noticias de transfuguismo, presiones políticas de todo signo, oscuros intereses inmobiliarios y querellas criminales entre los implicados han llevado a pensar a un numero cada vez mayor de madrileños por el sentido de la existencia de la comunidad de Madrid, de si no estaríamos mejor representados a nivel español y europeo por otra institución. Esa es la disyuntiva que se nos plantea al Pueblo de Madrid: integrarnos en Castilla o continuar siendo a una comunidad autónoma artificial que hoy, para desgracia de todos los madrileños, sólo puede denominarse con el nombre de “comunidad inmobiliaria de Madrid”.HISTORIA DEL ESTADO DE LAS AUTONOMÌAS El Estado Español, en la historia contemporánea ha sido excepcionalmente centralista. Con la breve excepción de la Segunda República y algún otro período anterior, también muy breve, la construcción de la Administración española resultó una mala copia del modelo francés, porque además de centralista, autoritaria e ineficaz, no supo integrar las nacionalidades históricas del Estado.El sistema autonómico establecido en 1978 supuso una transformación de ese Estado centralista para constituir un nuevo tipo de unidad política, basada (teóricamente) en el reconocimiento de cada pueblo al autogobierno. La precariedad del consenso al que se llegó obligó a definir muy poco el modelo, remitiendo los problemas que pudieran surgir a un proceso político posterior.1.- Comparación entre la Constitución de 1931 y la de 1978. El Estado de las autonomías nació con la Constitución de 1978 como continuación del camino emprendido por la II República en 1931. No obstante había algunas diferencias:
La Constitución de 1931 hablaba de "regiones autónomas"; la Constitución de 1978 de "nacionalidades y regiones".
La Carta Magna de 1978 incorporaba una frase como concesión al nacionalismo español:"La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles..."
El texto republicano no reconocía más lengua oficial que el castellano, la Constitución del 78 reconocía como oficiales, en las respectivas comunidades autónomas, a las demás lenguas propias.
La Constitución de 1931 no hacía mención alguna a los fueros vascos, cosa que sí hace el texto de 1978.
La II República no admitía, en la práctica, más que tres autonomías: Cataluña, País Vasco y Galicia. En 1978 se optó por generalizar el proceso autonómico.No obstante en ambas constituciones se aprecia claramente el temor del gobierno central a proceder a la descentralización del Estado. Por eso la República en su momento sólo pensaba en otorgar autonomía a las regiones con acusada personalidad diferenciada (aunque la letra de la Constitución dijera otra cosa). Y por eso mismo en 1978 se incluía en el texto constitucional la referencia a la indivisibilidad de España.Otra semejanza clara es que tanto en 1931 como en 1978 se apostaba por una alternativa, entre el Estado federal y el Estado unitario, que se distinguía por la asimetría en cuanto a las competencias asumidas por las regiones. Este hecho en la Constitución de 1978 se consagra explícitamente al hablarse de nacionalidades y regiones.Hay que recordar además que el texto constitucional de 1978 establecía dos vías para el acceso a la autonomía: la vía rápida (disposición transitoria segunda) pensada para Cataluña, País Vasco y Galicia; la vía lenta o artículo 143, concebida para el resto. 2.-Indeterminaciones del modelo autonómico en el texto de 1978. Respecto a la Constitución de 1978 habría que puntualizar además que en ningún momento detalla cómo se ha de llevar a cabo el proceso autonómico, sólo hace referencia a los principios generales y a los límites:
No se definen conceptos como autonomía, nacionalidades o regiones.
No se explicita las comunidades que han de existir ni las competencias que deben asumir cada una de ellas.
El número final de comunidades queda abierto.
Se deja indefinidamente abierta la evolución del Estado de las autonomías.
Se omite la mención a las relaciones que ha de mantener cada autonomía con el Estado. 3.- Riesgos del actual Estado autonómico. Tras ya varios años de aplicación del modelo autonómico se perfilan una serie de riesgos, de cara al futuro:
Se comprueba, día a día, la oscura definición del modelo autonómico en la Constitución, lo que produce graves disfunciones.
Excesiva conflictividad entre el Estado y ciertas Comunidades, fruto una vez más de la indeterminación de los textos normativos.
Carencia o insuficiencia de voluntad de cooperación entre el Estado y los entes autonómicos.
Surrealista carrera entre las comunidades con menos competencias y aquellas con mayor techo competencial. Estas últimas rechazan la igualación aduciendo que supondría una agresión a su "hecho diferencial".
Excesivo poder de ciertos partidos nacionalistas en la relación entre el Estado y ciertas comunidades, lo que ocasiona agravios comparativos.
No se ha logrado la igualdad entre los ciudadanos españoles debido a la desigualdad competencial entre Comunidades. Se pueden encontrar tres contradicciones fundamentales en el actual Estado autonómico:a)No deseamos una Europa de 2 velocidades pero tenemos en España autonomías de primera (nacionalidades históricas) y de segunda (regiones). Las comunidades castellanas, con unas competencias y presupuestos ridículos, carecen de peso específico en España y en Europa.b)El proceso autonómico coincidió con una desmovilización casi total del pueblo castellano (debido al españolismo rancio aplicado en nuestra tierra durante siglos), aún así, lo que los castellanos nunca pedimos fue estar divididos en entidades artificiales.c)La interesada afirmación de que sólo debían gozar de autogobierno elevado aquellos pueblos que en el pasado habían demostrado deseos de autonomía no se cumplió: hoy en día se aprecia que no hubo proporcionalidad entre demandas autonomistas y cotas de autogobierno efectivamente conseguidas. Se pueden poner como ejemplos los casos de Galicia, donde el nacionalismo hasta hace bien poco no había tenido éxito; Valencia, donde el autogobierno logrado rebasa ampliamente las expectativas del pasado; Andalucía, territorio que es considerado nada menos que nacionalidad histórica al lado de Cataluña y País Vasco; etc4.- El coste del Estado autonómico. Teniendo presente que el grado de centralización o descentralización de un país no es criterio determinante de su volumen de gasto, sino que es la eficacia del modelo el factor esencial, hay que afirmar que el actual Estado autonómico ha supuesto una explosión del gasto.Las causas de la explosión del gasto corriente estarían principalmente en:
La Administración central no ha reducido la estructura organizativa de Ministerios y otros organismos cuyos servicios han sido transferidos en fuerte proporción a las comunidades autónomas.
Necesidades de fuertes inversiones en infraestructuras, no cubiertas por el Fondo de Compensación Interterritorial, en las comunidades menos desarrolladas.
En la transferencia de competencias a las autonomías no se tuvo en cuenta que éstas administraciones, por ser más cercanas al ciudadano, no podrían sustraerse a la presión ante las carencias clamorosas de algunos servicios públicos.
Falta de corresponsabilidad en el modelo de financiación autonómica, donde es el Estado el que recauda la mayor parte mientras que son las comunidades las que prestan servicios.
Las autonomías han copiado el esquema burocrático del gobierno central, sin realizar cambios en términos de organización ni de modernización en la gestión pública (gestión por objetivos, presupuestación por programas...).
Excesivo número de entes autonómicos debido a la existencia de comunidades que son diputaciones provinciales más que otra cosa (La Rioja, Cantabria...) y que difícilmente verían justificada su creación desde estrictos puntos de vista culturales, históricos o económicos. En definitiva, el proceso autonómico establecido, desde sus orígenes hasta ahora, ha supuesto un enorme desembolso, el cual únicamente es aceptable teniendo en cuenta que una descentralización del país era inevitable. 5.- El futuro del Estado Autonómico. La situación actual de las autonomías ofrece hoy más que nunca indicios de que el modelo se está agotando. Los nacionalismos periféricos catalán y vasco que presionaron extraordinariamente para la implantación de dicho modelo buscan su remodelación a fondo, con la introducción del concepto de co-soberanía y con propuestas de reforma que seguramente sean inconstitucionales (Plan Ibarreche, Estado Federal Asimétrico de Maragall) con los parámetros del actual ordenamiento jurídico.En el caso de la nacionalidad castellana el grado de movilización y de concienciación de los castellanos es pequeño aún, pero está creciendo a pasos agigantados si contemplamos el panorama que existía hace 20 años cuando se implantó la organización autonómica. Castilla debe reclamar, cuando llegue el momento, su condición de nacionalidad que por historia le corresponde y su derecho a existir como pueblo diferenciado. Ese objetivo sólo puede materializarse en una España federal o confederal entre iguales, desterrando para siempre un modelo autonómico que ha supuesto para Castilla uno de los intentos más serios que ha realizado nunca el españolismo rancio para anularnos como pueblo.
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Información extraída de la página madridcomunero.org

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